Tanto las experiencias positivas como las negativas en nuestros lazos sociales contribuyen al estrés diario y a la forma en la que lo gestionamos y en sus manifestaciones físicas, expresadas en la presión arterial y el ritmo cardíaco.
La investigación previa solo ha comenzado a dilucidar cómo las relaciones contribuyen a los procesos psicológicos y fisiológicos relevantes para la salud en la vida cotidiana.
Una investigación que acaba de publicarse en Psicología Social y Ciencias de la Personalidad sugiere que la forma en cómo las personas se sienten acerca de sus relaciones cercanas puede estar afectando la forma en que funciona su cuerpo.
Del análisis de los datos, los investigadores encontraron que, en promedio, las personas con más experiencias positivas y menos experiencias negativas informaron menor estrés, mejor afrontamiento y reactividad de la presión arterial sistólica, lo que conduce a un funcionamiento fisiológico superior en la vida diaria.